Hasta el momento nos hemos proporcionado bienestar desde el exterior, adquiriendo o añadiendo cosas (una casa, un coche, una pareja, un viaje, viendo una puesta de sol…) y esto está bien, pero como sabemos, no nos ha proporcionado la felicidad que anhelamos porque son inestables.
Si nos observamos podemos darnos cuenta que intentamos evitar aquello que nos hace sufrir, para no llegar a sufrir y todo lo que hacemos está diseñado básicamente para no llegar a sufrir. Pero si queremos ser felices, vamos a tener que vivir lo que estamos sintiendo, porque eso es entrar en coherencia con nuestro propio presente, es decir, darle la bienvenida a aquello que está ocurriendo, “abrirme a vivirme”, lo cual tiende a generar un equilibrio interno, donde el conflicto, es visto de otra manera, el sufrimiento es visto de otra manera, la soledad es vista de otra manera…
Si me niego a vivir lo que estoy sintiendo entro en conflicto e incoherencia conmigo misma, con el presente, con mi vida, en cambio si me abro a experimentar lo que estoy sintiendo e indagar podré ver que el dolor que vivo viene dado por mis propias interpretaciones. Si queremos trascender el sufrimiento hemos de entrar en él.
Esto la mayoría de la gente no lo sabe y allí reposa un potencial impresionante.
El amor no evita el sufrimiento sino que lo incluye!
DEJA UN COMENTARIO
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.